La diabetes más frecuente en pediatría es la diabetes tipo 1 (DM1), que se caracteriza por una producción insuficiente de insulina por parte del páncreas. Dado que la insulina es la hormona encargada en nuestro organismo de transportar la glucosa al interior de las células, en caso de producción insuficiente de ésta se traduce en un aumento de los niveles de glucosa en sangre.
En cuanto a las causas de la aparición de la DM1, éstas son múltiples, destacando las genéticas e inmunológicas.
¿Cuándo debo sospechar que mi hijo puede padecer diabetes?
Los síntomas o signos que deben ponernos en alerta ante una sospecha de debut de una diabetes en la infancia son:
- Sed excesiva (polidipsia)
- Orinar con más frecuencia (poliuria), especialmente por la noche si ya se había alcanzado un adecuado control de esfínteres (nicturia)
- Aumento de la ingesta (polifagia)
- Pérdida de peso, pese a estar en muchas ocasiones asociada a polifagia. Dado que el cuerpo no puede utilizar el azúcar (glucosa) para la fabricación de energía emplea otras fuentes de energía (como las grasas…)
- Debilidad y cansancio.
- Otros más inespecíficos como nauseas, vómitos, irritabilidad o apatía.
- En casos más graves (cetoacidosis diabética): somnolencia, deshidratación, respiración acelerada…
El diagnóstico se establece con la realización de una medición de glucosa en sangre (glucemia capilar) y/o la realización de una gasometría.
Ante la aparición de éstos síntomas no dude en acudir a su pediatra dado que si se tratase del inicio de una diabetes infantil el diagnóstico tardío así como un retraso en el inicio del tratamiento puede empeorar el pronóstico