Estamos concienciadas de que el parto se ha de preparar con tiempo, tenemos clases de preparación al mismo, leemos, vemos vídeos, nuestras madres, abuelas, amigas nos hablan de ello y llegado el momento nuestro cuerpo se dispone, comienzan las contracciones que progresivamente nos avisan de que el bebé está en camino.
Todo este proceso es largo y genera confianza en nosotras mismas. Sin embargo, muchas dudan de su capacidad de amamantar cuando, durante esos 9 meses, no sólo hemos gestado un bebé, sino que también se han desarrollado nuestros pechos e incluso hemos tenido calostro desde la semana 16 del embarazo, aunque no lo veamos pues éste se reabsorbe. Es decir, si somos capaces de crear un bebé, ¿no vamos a ser capaces de amamantarlo? Ningún mamífero duda de su capacidad de amamantar, sólo nosotros, así que es importante saber que estamos capacitadas para ello.
Muchas dificultades comienzan los primeros días y, es que en estos 9 meses, la mayor parte de la información sobre la lactancia no llega a ser lo útil que nos gustaría. Nos informan de la verdad, sí, es maravillosa, no duele, que es lo mejor que puedes hacer con tu bebé, es su alimento perfecto e ideal. Pero se obvia comentar que en muchas ocasiones, los primeros días pueden acontecer aspectos que hacen que dudes y decidas destetar cuando con ayuda y buena orientación puedes conseguir una lactancia perfecta.
Los problemas que aparecen con mayor frecuencia en los primeros días son los pezones doloridos, las grietas y la ingurgitación mamaria. La mayoría de estos problemas, con un manejo adecuado, serán resueltos o aliviados. Hablemos de cada uno de estos aspectos.
Pezones doloridos
Durante los primeros días después del parto es normal que duelan los pezones, sobre todo al inicio de la toma, con intensidad variable en cada madre pues los estrógenos hacen sentirlos más sensibles. Pero, si el dolor o no se limita al inicio de la toma o persiste después de unos días, es probable que exista un problema. El más frecuente es que el bebé esté mal colocado.
Grietas en la mama
El dolor que provoca una grieta es muy intenso y no cede si no se corrige, suele ser máximo al inicio del agarre y aunque disminuye tras los primeros segundos, continúa el dolor. Al igual que en el problema anterior, la principal causa de aparición es la mala posición. El pezón no se coloca bien dentro de la boca del bebé y es traumatizado por sus encías o el paladar duro. Y, aunque con menos frecuencia, también pueden producirse por anomalías anatómicas como frenillo lingual, labial o mandíbulas más pequeñas o en posición diferente de lo habitual.
Ingurgitación mamaria
Los primeros días, comienza la producción de leche de transición, tras el fantástico calostro. Nuestro cuerpo, sabio, crea más cantidad de leche para que no le falte a nuestro bebé, el problema es que además de ello se “activa” el pecho aumentando también la circulación y observándose en ocasiones gran ingurgitación en el pecho. El pecho aumenta de tamaño y es doloroso, además, dificulta que el niño pueda agarrarse al mismo lo que puede interferir en su alimentación y el vaciado del pecho, empeorando los síntomas. Para solucionar la ingurgitación debes procurar que el niño vacíe tus pechos, puedes realizar masaje previo a la toma, extraer algo de leche para facilitar el agarre, aliviar el dolor con compresas de agua fría y tomar analgesia si lo necesitases.
Todos estos inconvenientes dificultan la lactancia, conllevan una alta tasa de abandono de la misma y, además, pueden terminar en problemas como la mastitis.
Lo bueno de conocer una dificultad es poder solucionarla. Puedes conseguir tener una lactancia placentera y ofrecer la mejor nutrición para tu bebé. Para ello debes buscar apoyo en los profesionales que conocen el manejo de la lactancia materna como asesoras, consultoras certificadas en lactancia materna y grupos de apoyo a la lactancia que valorarán tu caso y seguro te ayudarán a mejorar.