La dermatitis atópica es una alteración de la piel que se caracteriza por la aparición de unas lesiones conocidas como eccema (manchas rojas que pican mucho) sobre una piel seca. Su localización típica es en las mejillas en los lactantes y en los pliegues (flexura del brazo o detrás de la rodilla) en el resto. Me gustaría aclarar que aunque los pacientes atópicos tienen la piel seca no todas las personas que tienen la piel seca son atópicos.
Una característica de esta enfermedad es que cursa a brotes, es decir, habrá momentos buenos en los que no habrán lesiones en la piel ni prurito (picor) intercalados con momentos malos en los que aparecerán los eccemas y las molestias.
En nuestro medio, aproximadamente la padecen entre el 5-10% de los niños en la primera infancia, es por tanto, el problema de la piel más frecuente en estas edades. Suele aparecer en torno a los 5 meses, incluso antes, a partir de los 2 meses; sin embargo tiene buen pronóstico, ya que tan solo el 10% de los pacientes continúan siendo atópicos después de los 7 años.
En estos pacientes existe un componente hereditario, además, se relaciona con otras enfermedades de tipo alérgico como el asma o la rinitis, pero la causa de la atopia no es ser alérgico a alguna sustancia o alimento; por lo que para llegar a su diagnóstico no hace falta ningún análisis de sangre ni realizar pruebas de alergia salvo que existan otras manifestaciones de hipersensibilidad susceptibles de recibir tratamiento en cuyo caso su pediatra le indicará qué hacer.
Entonces… ¿Qué podemos hacer si nuestro hijo tiene piel atópica? Aquí os dejo unas recomendaciones:
- Hidratación abundante: Es lo más importante. Deben usarse cremas especiales para pieles atópicas al menos 2 veces al día. Es mejor aplicarlas después del baño con la piel todavía húmeda. Posteriormente secar la piel con cuidado sin frotar.
- Usar ropa de algodón 100% para evitar la excesiva sudoración. No abrigarlos en exceso. Un consejo, corta la etiqueta de la ropa ya que el roce puede molestar.
- Los baños deben ser cortos (5-10 min de duración aproximadamente) y con agua templada.
- Hay que evitar jabones y perfumes de intenso olor. Existen geles específicos para pieles atópicas conocidos con Syndet.
- No hay que hacer modificaciones en la dieta (salvo que exista alergia a algún alimento en cuyo caso su pediatra le dirá qué alimentos evitar). No obstante tomar con moderación alimentos ricos en histamina (sustancia que produce picor) como los frutos secos o las fresas.
- Es fundamental mantener una adecuada higiene de las manos, se recomienda que lleven las uñas cortas y limpias para evitar las lesiones de rascado que pueden llegar a infectarse y requerir el uso de antibióticos.
- Cuando el clima lo permita: Llevad a vuestros hijos a la playa. A parte de ser una actividad ideal para realizar en familia, el agua del mar es buena para su piel. Eso sí, no olvidéis ponerles protector solar. Y en invierno, no abusar de la calefacción, la sequedad en el ambiente les perjudica.
Pero… ¿Y qué hago durante el brote? Hay que tratar. Para los eccemas existen cremas con corticoides de diferente potencia, será su pediatra quién le asesore sobre cuál es el más adecuado en el caso de su hijo. Si el prurito es intenso se pueden usar antihistamínicos siempre bajo prescripción médica. En casos complicados existen otras cremas que actúan regulando nuestro sistema inmunitario como el tacrolimus pero debe ser el dermatólogo o su pediatra quién se las recomiende.
Para concluir, lo que quiero transmitir a los padres es tranquilidad porque es una enfermedad que en la mayoría de casos no persiste en la edad adulta y aunque no podemos curarla tenemos medios para hacer que el número de brotes y su intensidad disminuya.
Espero haberos ayudado y que estos consejos os sirvan para conseguir por fin que vuestro hijo deje de rascarse.